Luego de la traum?tica experiencia del laboratorio, m?s de uno se sinti? mal y abandono el laboratorio, y no solamente fueron las mujeres, sino que varios de mis compa?eros varones se sintieron mal por lo que estaban observando, primero porque la inoculaci?n se realizo sobre el ojo de los pobres ratoncitos y sin anestesiarlos y segundo por la forma de sacrificarlos, otra cosa que a mi particularmente me molest? fueron los comentarios estupidos de mis compa?eros, diciendo que esto le pasa al ratoncito P?rez por no haberles tra?do cuando eran chicos m?s monedas cuando cambiaron sus dientes, otro comentario desubicado: quien quiere la cola, quien quiere la cabeza, alguien quiere un llavero de pata de rat?n, por favor, que compa?eros m?s inmaduros y desubicados.