Me distes esperanzas o tal vez yo las imaginé. Me hiciste sentir que volaba, pero solo me estrellé contra la dura realidad … de lo que soy, de lo que seré.
Soñé con acurrucarme en tus brazos, sin saber que ahí, no había lugar para mi. No hay un lugar para mi en este mundo, nunca lo ha habido.
Creí que las cosas podían cambiar, pero me equivoque. No hay cambio en mi mundo, nunca lo habrá. La rueda de la fortuna se ha detenido, en el valle de la desgracia, del dolor y la soledad. Siempre ha estado detenida, en ese punto, sin avanzar. A esta altura, creo que nunca avanzará, nunca girará y me dará una oportunidad.
La energía negativa se ha adueñado de mi, me ha infectado y ya no me dejará. No tengo motivación, ni esperanzas.
Seguiré caminando, no tengo otra opción … o quizás, esa otra opción, se me hace muy difícil de tomar, de seguir.
Desearía poder descansar solo una vez, en tus brazos, mi dulce ángel de esperanza.